En informe publicado por el diario El Espectador se dan a entender las problemáticas que surgieron en la educación colombiana a partir de las más de 50 semanas que se han vivido durante la pandemia.
Expertos consultados por el programa Análisis UNAL, explican
cuál es su panorama tras el primer año de pandemia por COVID-19. Y es que la
pandemia desnudó una brecha profunda: “de 8 millones de estudiantes, cerca de 5
millones que iban a colegios públicos no tenían conexión ni computador en
casa”, así lo destaca el economista Ángel Pérez Martínez, de la Universidad
Nacional de Colombia (UNAL), quien señala además que “lo que ha ocurrido es una
gran tragedia para los niños y adolescentes del país”.
En su concepto, el panorama no es nada alentador. Tras un
año sin clases presenciales se evidenció que “más del 40 % de los docentes
públicos –sobre todo en áreas rurales– trabajan con guías que los padres pasan
y las recogen; por medio de WhatsApp o chats, pero no hay clases sincrónicas ni
una virtualidad presente y activa, sino un distanciamiento muy grande entre las
necesidades de una educación en casa y la forma como se está trabajando”.
Para la profesora Irene Rodríguez, consultora en educación,
después de un año de alto impacto los resultados pueden ser alentadores: “las
pruebas mostraron la importante brecha entre los resultados de los niños del
sector privado y los del oficial: mejora el privado y siguen empeorando los del
oficial. No quiere decir que sea malo ni que las cosas no se estén haciendo
bien, quiere decir que tenemos unas necesidades de mejora que podemos
identificar para trabajar a partir de este año”.
En contraparte, el profesor Pérez resalta que esta nueva
realidad ha mostrado que la brecha entre los colegios públicos y privados es
aún mayor pues a esto se suma “saber que el 12 % de nuestras escuelas no tenían
servicios de agua o el 7 % de energía y que la mayoría de ellas tampoco tenía
conexión a internet. La pandemia nos sorprendió sin las condiciones”.